El mal olor corporal no es sólo un problema asociado a las altas temperaturas o a la práctica deportiva intensa, sino que hay muchas personas que lo sufren a diario y nada tiene que ver con estas dos situaciones o con una mala higiene, aunque también es uno de los posibles motivos.
De hecho, si nos han dicho alguna que otra vez que no olemos bien aun siendo cuidadosos con el aseo corporal, puede que la causa sea algo más serio que un simple descuido, y que suframos una enfermedad que lo produce llamada bromhidrosis.
La bromhidrosis es un trastorno de la sudoración producido por la descomposición de la queratina de la piel cuando el sudor entra en contacto con las bacterias corporales.
Se pueden diferenciar dos tipos de sudor según las glándulas responsables de su producción: por un lado, el ecrino, que es el que aparece como respuesta al calor o a la actividad física, y que está compuesto casi en su totalidad por agua, por lo que es inoloro e incoloro.
Sin embargo, también podemos tener sudor apocrino, que es el que aparece como respuesta a situaciones de estrés, nerviosismo o ansiedad y que surge rápidamente sin poder evitarlo. Las glándulas apocrinas se encuentran en zonas muy delimitadas como las axilas, el cuero cabelludo o los genitales. La sudoración es menos perceptible a la vista, sin embargo, su olor es más fuerte y difícil de disimular.
Pese a que la bromhidrosis es más habitual en la sudoración apocrina, en algunas ocasiones puede manifestarse de igual modo en la ecrina, ya que hay ciertos fármacos, toxinas y alimentos que consumimos que muchas veces propician su aparición.
Tanto si tenemos mal olor corporal originado por un tipo u otro de transpiración, el resultado final es que esta situación puede afectar a nuestra vida cotidiana, especialmente en las relaciones sociales y personales. Cualquier persona puede sentirse realmente incómoda sabiendo que desprende un hedor perceptible por los demás y sin saber de qué modo remediarlo, por lo cual es esencial saber cómo atajarlo de raíz.
Tipos de olor corporal
El olor que desprende nuestro cuerpo no es el mismo para todo el mundo, y depende de diversos factores, entre ellos de cuál es su origen exacto.
Hay algunas características olfativas muy reconocibles, y por eso normalmente diferenciamos entre:
Olor corporal a azufre
En general es un olor corporal que suele ir de la mano de los niños y jóvenes cuando entran en el periodo de pubertad, que se da entre los 10 y los 16 años, y donde hay una mayor producción de la bacteria staphylococcus epidermis, que libera un tipo de ácido que nos recuerda al olor del queso. Por otro lado, hay algunos alimentos que contienen azufre como son el huevo, la cebolla, el ajo o el curry, por ejemplo, que, si consumimos en exceso, durante el proceso de digestión pueden alterar el sudor y convertirlo en un mal olor corporal difícil de disimular.
Olor corporal fuerte
Todas las personas tenemos un “aroma” propio, pero cuando nos estresamos por una cita importante, antes de un examen o al enfrentarnos a una situación que nos genere desasosiego, este se vuelve más intenso y, generalmente, va acompañado de una cantidad de sudor anormal. Al combinarse con las bacterias del cuerpo, aumenta el olor y hace que nosotros mismos y también quienes se encuentran a nuestro alrededor lo perciban como algo molesto.
Olor corporal a ajo
Es uno de los tipos de mal olor corporal que más a menudo se nombra y que mayor rechazo provoca por su elevada pestilencia. Al igual que como ocurre con el de azufre, el consumo de ajo, y especialmente su manipulación, pueden hacer que nuestras manos se impregnen de su olor y lo propaguen por el resto del cuerpo.
De igual modo, los medicamentos que contienen dimetil sulfóxido (DMSO) pueden tener como efecto secundario el aliento y el olor corporal similar al ajo.
¿Cómo tener un buen olor corporal?
Para evitar estos desagradables olores, es importante seguir una serie de consejos como:
- Mantener una correcta higiene diaria, ya sea con duchas o tomando un baño, utilizando productos adecuados para cada zona corporal.
- Tras la ducha, hay que secar bien el cuerpo para evitar que los restos de humedad provoquen infecciones bacterianas en la piel.
- Emplear un desodorante natural para aplicar sobre las axilas con la piel limpia y seca después de cada ducha que respete su pH y mantenga a raya la sudoración, como por ejemplo los de mineral de alumbre. Es fundamental no utilizarlo con la piel sucia o ya sudada, porque en vez de ayudarnos con la transpiración, conseguiremos el efecto contrario: más cantidad de sudor y el olor resultante será igualmente desagradable.
- Seguir una dieta adecuada donde prevalezcan los ingredientes naturales sobre los artificiales y disminuyendo la ingesta de fritos, alcohol y otros alimentos que puedan repercutir negativamente en nuestro olor corporal.
- Utilizar una crema hidratante corporal que no sea grasa, se absorba rápidamente y que tenga un perfume agradable de larga duración.
- Vestir con ropa de tejidos compuestos por fibras naturales que dejen respirar a la piel especialmente en verano como el algodón, el lino o la seda.
Si, además de prevenir el mal olor corporal lo que queremos es que nuestro aroma resulte seductor, fresco y natural, podemos ayudarnos de unas pocas gotas de perfume.
El truco está en aplicarlo estratégicamente sobre las zonas del cuerpo donde es más fácil mantener su duración, como son las muñecas, las clavículas, el cuello o la zona de detrás de las orejas. Con una pequeña cantidad conseguiremos el efecto deseado sin necesidad de volver a pulverizar y cargar demasiado el ambiente.
Olor corporal dulce
Para que la piel tenga un aroma dulce y agradable sin ser demasiado notable, lo ideal es optar por fragancias frescas de tipo floral o con notas cítricas, que contengan extractos de mandarina o frutos que aporten frescura y que no enmascaren nuestro olor corporal, sino que lo acompañen.