¿Cómo puedes tratar las quemaduras solares?

 El sol aporta numerosos beneficios a nuestra salud, tanto física como anímica. Sin embargo, también supone un peligro si no prestamos atención y nos exponemos a él o a la luz ultravioleta de forma prolongada, provocando las quemaduras solares.

 Los primeros signos de una sobreexposición pueden tardar en ser visibles incluso más de 24 horas y aunque las molestias de las quemaduras solares son temporales, el daño ocasionado en la piel es, en muchas ocasiones, frecuente. También sus efectos a largo plazo deben ser tenidos en consideración, con el aumento de probabilidades de enfermedades de piel con pronósticos reservados, como los melanomas.

 Los principales síntomas son bastantes conocidos y pueden variar según el tipo de exposición y la gravedad de la quemadura. En la mayoría de los casos, la piel se enrojece y se vuelve más sensible, surgiendo molestias o incluso dolor con un simple roce. Posteriormente surgen ampollas y habrá descamación de la piel.

 Signos de quemadura por el sol

En algunos casos incluso hay reacciones más graves, conocidas como alergia solar, con presencia de fiebre y escalofríos.

¿Cómo curar las quemaduras provocadas por el sol?

Siempre debemos evitar dañar la piel, algo que a la larga nos pasará factura. Sin embargo, si ya es tarde para la prevención, podemos intentar paliar las molestias de las quemaduras solares y recuperar lo antes posible.

¿Qué provoca las quemaduras por el sol?

 Las principales indicaciones pasarán por la hidratación, tanto interna como externa y disminuir la inflamación. Igual de importante es el alivio del dolor, en este caso no para la correcta regeneración de la piel sino por mantener un nivel de bienestar adecuado.

 Para la hidratación es importante beber agua suficiente para paliar, de igual modo, los efectos de una insolación que podrá, o no, estar presente. Pero también la utilización de cremas emolientes que suavicen e hidraten rápidamente la piel, evitando las principales molestias.

 Disminuir la inflamación se puede hacer utilizando, de igual modo, el agua pero en este caso nos beneficiaremos de su temperatura. El agua fría disminuye la inflamación de modo local y minimiza el dolor. Sin embargo, es necesario precaución con el modo de aplicación pues la piel se encuentra muy sensible y no se debe frotar. De igual modo, no es recomendable el hielo, que podrá ocasionar nuevas quemaduras y empeorar la situación.

 También será beneficioso recurrir a sustancias antioxidantes que favorecen la recuperación del tejido y ayudan a reducir, una vez más, la inflamación. Estas sustancias se pueden encontrar en muchos alimentos que tenemos en la despensa y muchos de ellos nos proporcionarán, al mismo tiempo, una buena cantidad de agua.

 Tratamientos caseros

Hay varios tratamientos caseros de los que disponemos y podemos poner en práctica para aliviar las molestias de las quemaduras solares.

 Tratamientos caseros para quemadura por el sol

Antes de empezar cualquier tratamiento, es imprescindible lavar la zona suavemente para eliminar sustancias como arena de la playa o la sal del agua del mar. Podemos aplicar directamente el agua del grifo aunque el chorro no debe incidir directamente en la piel, que se encuentra extremadamente sensible. Lo ideal sería sumergir la zona, con un baño de inmersión por ejemplo, o utilizar compresas de agua fría pero sin frotar.

 Con la limpieza de piel lograremos eliminar las sustancias nocivas y, también, reducir un poco la molestia o dolor provocada por la quemadura.

 Posteriormente debemos hidratar correctamente la zona, evitando productos que contengan alcohol o benzocaína y que podrán provocar una irritación en la piel, empeorando la situación. Si no hay formación de ampollas, cremas con aloe vera o centella asiática pueden ser de gran ayuda.

 En el caso de que tengamos formadas las ampollas, es importante dejarlas intactas para evitar el riesgo de infección. La idea generalizada de abrirlas para que sanen antes no sólo no es de gran ayuda como puede empeorar la situación con una irritación o infección de la zona.

 En todo caso, la regeneración celular tardará un tiempo y, aunque el dolor fuerte se mantenga apenas los primeros días, los cuidados deben permanecer hasta la total regeneración celular. Y la prevención de una nueva situación similar deberá ser tenida en cuenta para las próximas ocasiones.

 Cremas para quemaduras provocadas por el sol

Si queremos reducir el picor y la inflamación, una crema para quemaduras solares es la solución más práctica y que se puede utilizar incluso fuera de casa. El alivio es casi inmediato y, aunque no se mantiene a largo plazo, siempre se puede volver a poner un poco más. Mientras tanto, también cumple la función de hidratar la piel así que las ventajas son muy numerosas.

 La mayoría de las cremas para después del sol tienen las propiedades necesarias para calmar el dolor y son emolientes para proteger e hidratar la piel. Sin embargo, según el tipo de quemadura, se podrá elegir la crema más adecuada, ya sea after sun o crema hidratante.

Crema solar antimedusas

 Si la quemadura se limita a un pequeño enrojecimiento de la piel, con la crema hidratante será suficiente. Pero lo más habitual es necesitar recurrir al after sun para paliar todas las molestias.

 En efecto, el after sun ha sido especialmente pensado para sanar la piel quemada por el sol. En sus componentes se suele encontrar la menta, que alivia la irritación, aporta sensación de frescor y ayuda la piel a recuperarse. También es común que contengan aloe vera, con sus acciones hidratante, reparadora celular y cicatrizante. Aparte, tienen función antiinflamatoria, calmante y cicatrizante, gracias a componentes derivados de la manzanilla y la caléndula.

 Tipos de quemaduras solares

Tipos de quemaduras por el sol

Para entender bien la gravedad de las quemaduras y poder clasificarlas de forma correcta, es imprescindible conocer la piel y distinguir sus capas.

 La piel es un órgano que se compone de 3 capas distintas y bien definidas. Cada capa se subdivide en otras porciones con características propias pero, para reconocer el tipo de quemadura, será suficiente averiguar qué capa ha sido alcanzada para, de este modo, reconocer la profundidad y, por ende, la gravedad.

 La capa más externa y que está en contacto con el medio ambiente es la epidermis. Es la que vemos y tocamos. Es en esta capa que podemos observar los signos de las quemaduras aunque pueda afectar, también, las capas inferiores.

 Debajo de la epidermis se encuentra la dermis. La dermis es la capa media de la piel. Es una capa gruesa, elástica y profunda en su porción superior que contacta con la epidermis. Su porción inferior está en contacto con la hipodermis.

 La hipodermis es la capa más interna de la piel y dónde se encuentran los vasos sanguíneos. Si la quemadura llega a esta capa habrá destrucción de terminaciones nerviosas. Las quemaduras causadas por una desmesurada exposición solar o a los rayos ultravioletas no suele atingir esta capa.

 Las quemaduras solares se clasifican según la profundidad, zona y extensión que alcanzan, siendo más graves cuánto más tejido se ve dañado. Así, se pueden clasificar en quemaduras de primer, segundo y tercer grado, según el tipo de capas de piel que alcance dicha quemadura. La gravedad, aparte de la profundidad, también está relacionada con la extensión de la quemadura (porcentaje del cuerpo con daño) y con la zona del cuerpo dañada, siendo más grave, cómo es de esperar, si afecta zonas de mayor peligro para la manutención de la salud.

 Lo más habitual en las quemaduras por exposición solar son las de primer y segundo grado.

 Quemaduras de primer grado

Quemadura de sol en primergrado

Afecta a la epidermis, o sea, la capa más superficial de la piel. Suele provocar enrojecimiento, picazón, quemazón, tirantez y pequeñas molestias al roce o, incluso, un ligero dolor. Dentro de las quemaduras, es la que presenta menos profundidad y, por lo tanto, la menos grave. No suele deja secuelas, sin embargo, eso no significa que no se deba tener en cuenta sus peligros e intentar evitarla.

 Seguramente, muchas personas han sufrido este tipo de quemadura sin haberlo tenido en cuenta. No por no haberlo visto sino porque no lo asocian a una quemadura como tal. La piel roja después de un día de playa corresponde a una quemadura de primer grado aunque no se note dolor. Casi siempre hay una simple molestia al roce y el dolor se limita a zonas en las que la piel es más sensible y la quemadura ha alcanzado el siguiente grado.

 Quemaduras de segundo grado

Aparte de la epidermis, que se verá afectada, la quemadura alcanza la dermis. Es una quemadura más profunda que la de primer grado y, por ende, su gravedad es mayor.

 Quemadura de sol en 2 grado

A nivel de molestias, produce las mismas que las quemaduras de primer grado pero, además, también hay una inflamación considerable y surgen las ampollas.

 Quemaduras de tercer grado

La quemadura es realmente profunda y alcanza las tres capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis). En relación a la sintomatología, se podría un dolor intenso aunque no es lo que se pasa en realidad. La quemadura destruye los tejidos completamente y también las terminaciones nerviosas por lo que son indoloras.

 Quemadura tercer grado

Cuánto a gravedad, la de tercer grado es la más grave de todas. De hecho, este tipo de quemadura suele dejar cicatriz después de la total recuperación del tejido.

 Si quieres saber más sobre cuidados de la piel, te dejamos artículos en nuestro blog sobre que productos naturales existen para el cuidado de la piel o que cremas faciales tenemos para evitar el envejecimiento de la piel para que puedas seguir aprendiendo de nuestros expertos.

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